La televisión y el amor

Hemos hablado de los estereotipos del amor (La hipoteca del amor, de Susana Méndez y Norma Ferro) anteriormente, tanto en la música como en el cine. Hoy nos vamos a centrar en la televisión.

Soy la caja tonta, ahhaha

La televisión esta presente en nuestras vidas hasta el punto que acondicionamos al menos una de las habitaciones de la casa en torno a ella. Es un miembro más de la familia. Influye en nuestras vidas.

La publicidad que es lo que nutre a las diferentes cadenas y nos habla de cómo seducir, conquistar, estar más guapos, oler mejor… como con los productos que nos anuncian, podemos conseguir prácticamente cualquier cosa, incluso cómo con una bebida nos podemos transportar a una isla paradisiaca con nuestro amor.

Las series suelen hablar todas de amor. Nos transmiten sensaciones, sentimientos relacionados con el amor. Sus historias tienen continuidad, suelen estar compuestas por varios episodios y actualmente por temporadas, dependiendo del éxito que tenga, las alargan más o las cortan de cuajo.

Excali- bur

El Pájaro Espino trataba de una historia de amor entre un cura y una chica joven. Amores imposibles.

Cuando la pasión no es satisfecha, crea una tensión y un enganche entre los seguidores, para ver si en el siguiente episodio se van a “enrollar”.
Luz de Luna, donde hay una especie de amor platónico entre los protagonistas. Cuando finalmente los guionistas hacen que terminen en la cama, la serie pierde audiencia.

En Expediente X parecía que iba a pasar algo entre Mulder y Scally… y pasó, pero en la película (Enfréntate al Futuro).

Otras abordan historias de sometimiento. En Los Soprano, ella ama de casa, él un mafioso, llevan una vida llena de mentiras. La mujer, en un momento de la serie, se enamora del cura porque la escucha y la comprende.

Anatomía del Buey: libro, cuajar, etc...
cosa de rumiantes al fin y al cabo,

Historias de familia, como Cuéntame lo que pasó y Médico de familia, en las que nos cuentan el día a día de familias normales, con padres, abuelos, hermanos, amigos.

Las intrigas amorosas dan mucho juego. Hay infidelidades más o menos justificadas, escarceos continuos, hay amantes, ex amantes y todos se llevan estupendamente bien, un ejemplo: Anatomía de Grey. Se invita a creer que la falta de limites es posible.

El universo femenino también tiene su hueco en Sexo en Nueva York, donde nos muestra la vida de cuatro amigas, profesionales con la vida resuelta (al menos a nivel económico, por que hay que ver qué bien viven), amores y desamores. Aunque recalcando que no se necesita tener pareja para ser feliz.

  Parece que los amores con sacerdotes tienen bastante tirón. ¿Pasa lo mismo con las monjas?

  También es curioso que resulten tan atractivas las historias de "tensión sexual no resuelta" (ó tensión amorosa) entre los protagonistas. ¿Eso implica que nos interesan más las fases de la seducción que las de pareja ya establecida?

Qué monos somos todos... ¡y qué salidorros!

  Quizá la relación continua con alguien del otro sexo que te resulte atractivo sea difícil de mantener como una simple amistad o relación profesional, y nos parezca inevitable que vaya derivando hacia el amor.

  El caso de Anatomía de Grey es ciertamente llamativo, porque no me parece muy normal que varios jóvenes compartan piso y vayan compartiendo también amores y/o amantes sin mayor problema, con la mayor naturalidad, como el que comparte un jersey.

  Yo añadiría en esto de la falta de límites la serie española Física y Química, en la que según tengo entendido, los alumnos se enrollan con los profesores con la misma facilidad con que se dejan unos apuntes. Supongo que las historias entre alumnos serán aún más suculentas...

¿qué hay que hacer para
pagarme la cirugía plástica?

  Y desde luego, no puede faltar la serie colombiana (creo) "Sin tetas no hay paraíso". La capacidad de chicas de barrios pobres para dejarse deslumbrar por el estatus económico de narcotraficantes puede ser lamentablemente comprensible. Su facilidad para prostituirse a cambio de una operación de aumento de pecho no suena en absoluto descabellada dada la situación del mundo.

  Sobre Sexo en Nueva York, sólo quiero destacar 2 cosas: por un lado, no he visto nunca seres más superficiales que estas chicas; y por otro, las razones para comenzar o abandonar sus relaciones de pareja me parecen a menudo igualmente banales.




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