Falta de deseo en la mujer (3)

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La Asociación Española para la Salud Sexual (AESS) ha elaborado una aproximación a esta disfunción.

Hasta hace relativamente poco, diez años, los problemas en las relaciones sexuales se llevaban exclusivamente por el campo psicológico. A raíz de los avances farmacológicos para ayudar al hombre con sus problemas de erección, están empezando a estudiar fármacos que puedan ayudar a superar este problema.

Pero antes de buscar una solución al problema han querido dar una definición que resultara más esclarecedora de lo que es la falta de deseo. La sexualidad es algo único para cada persona, no hay dos iguales. “Las mujeres se diferencian en sus valores, su enfoque sexual, su ámbito social y cultural y en sus situaciones de pareja. La sexualidad humana es algo único, diverso y complejo que puede aportar mucha alegría y también hacer que las personas se sientan muy desdichadas”.

La búsqueda de ayuda para solucionar el problema no es fácil; para empezar no es algo que se cuente con facilidad en una conversación con las amistades. Buscar ayuda profesional es difícil, no siempre te derivan al profesional adecuado, y ha sido muy caro.
Por suerte la percepción está cambiando y hay diferentes profesionales de la salud que se dedican a ello: medicina sexual y terapia psicosexual.

Contar tu vida íntima es un escollo importante que superar. Debemos pensar que estos profesionales están acostumbrados hablar de estos temas y que al hablar de ello no vamos a escandalizar, ni sorprender a nadie.

Como todas las mujeres somos distintas, nuestras necesidades sexuales también lo son. Por tanto no existen categorías donde encajar esa falta de deseo. Hay un sistema de clasificación, que aunque no sea muy completo, ayuda al profesional a la hora de proporcionarle un marco donde actuar. Las cuatro áreas donde las mujeres tenemos dificultades son:
  • el deseo
  • la excitación
  • el orgasmo
  • el dolor asociado a coito
Iremos hablando de ellas en los próximos días.


  Una de las cuestiones que veo complicadas problemáticas a la hora de solucionar al falta de deseo es que la propia interesada (u hombre, si es el caso) lo perciba realmente como un problema.
  Si una persona se siente cómoda con una determinada frecuencia, aunque ésta sea baja para lo que podría representar la media de la población, para ella no existe ninguna disfunción, sino una forma de desarrollar su sexualidad.

  Desde luego, cada uno tiene todo el derecho a decicir si quiere tener o no relaciones sexuales con otras personas (ni cuántas veces), o practicar el autoerotismo, y nadie es quien para decirle si eso está bien o mal.

Cuando uno quiere y el otro no.
  El problema surge cuando hay una diferencia de necesidades entre los miembros de una pareja. Si uno desea tener una frecuencia mayor que la que le apetece a su pareja, se sentirá frustrado, poco deseado por el otro. Ese sentimiento puede ir desgastando la relación y afectando al resto de las actividades conjuntas.

  Yo siempre digo que una pareja es una amistad más sexo. Dicho de otro modo: uno puede compartir con sus amigos su tiempo de ocio, sus preocupaciones y alegrías, su vivienda y casi todas las cosas que hace con su pareja. La diferencia entonces está en la intimidad física.

  Porque el sexo en pareja no es sólo placer, también es comunicación íntima y sensual que sólo compartes con esa persona (salvo infidelidades). Cuando una pareja hace el amor, hace algo más que tener placer juntos. Es lo que Masters y Johnson llaman "el Vínculo del Placer", título de uno de sus libros.
Serie de artículos sobre Deseo Sexual Inhibido (DSI):
otros artículos sobre deseo:


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