Simular el Orgasmo

fer-doktor-informa4  Ya hemos comentado otros capítulos del interesante libro “Sex Machine: la ciencia explora la sexualidad” de Édouard Launet, cuando hablamos de los afrodisíacos y en ¿qué piensas cuando haces el amor?.


simulador de vuelo 1
Aprendiendo a fingir orgasmos
  Hoy lo retomamos para tratar el tema de los Orgasmos Fingidos, que el autor analiza bajo el ocurrente título de Simuladoras de Altos Vuelos.

  Launet comienza tratando la importancia del sonido en el acto sexual (esos ruidos que pueden significar o no que estamos disfrutando del acto).

  Según datos publicados en el Journal of Sex & marital Therapy (vol 12, nº 3), 2 de cada 3 mujeres han fingido el orgasmo alguna vez. Para saber cuáles son las más propensas a este comportamiento, preguntaron a 805 enfermeras.

  Parece ser que las mujeres que fingen orgasmos, han comenzado antes su vida sexual, y son más abiertas a la experimentación sexual. Además, según otro estudio publicado en el nº 23, vol 2 de la citada revista, se consideran más atractivas de cara, y han tenido más parejas, felaciones y cunnilingus que las no simuladoras.

portaviones en simulador de vuelo
¡Ya estoy a punto de llegar cariñoooooo!
  No me resisto a publicar literalmente la frase de Launet respecto a la causa para fingir el orgasmo, que, aunque bastante impactante, puede reflejar la realidad en muchas ocasiones:
“Me gustaría que este imbécil dejara de agitarse sobre mi hermoso cuerpo y de manosearme los pechos”.
  Y cita un segundo motivo, no menos importante que el anterior: “cuidar el amor propio del macho”.

  Sin embargo, el orgasmo no es tan importante para ellas como pensamos nosotros: La revista alemana “Psychotherapie, Psychosomatik, Medizinische Psychologie”  publicó en su vol 51, nº 2 el artículo “La satisfacción sexual de la mujer”, donde afirma que:
  • “la mitad de las mujeres no considera el orgasmo la sensación primordial en el relación sexual”.
  • Para el 37% de las mujeres, lo más importante es la “proximidad física y emocional”.

  Por último, cita el artículo “Faking it: The Story of Ohh!” (fingiéndolo: la historia del ¡Ohh!), publicado en el vol 18, nº5/6 de Women’s Studies International Forum. En él se recuerda que “es más fácil fingir un grito de placer que un espasmo vaginal”.


tarzan-dice  Todos recordamos la famosa escena del film “Cuando Harry encontró a Sally” en la cual la actriz Meg Ryan finge un orgasmo mientras está comiendo en un restaurante.
  Y si no es así, aquí la tenéis:
No es necesario poner subtítulos. Lo vais a entender perfectamente… ¿o no?

  Desde luego, fingir el orgasmo es más sencillo para las mujeres: aunque no sea capaz de simular los espasmos vaginales que suelen acompañarlo, una buena banda sonora y un conjunto de aspavientos pueden bastar para engañar al confiado macho.

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Kit de simulación. Introduzca el conector USB
(u no se vé) en la ranura adecuada...
  Al fin y al cabo, éste está deseando complacer a la mujer, y a poca pericia que crea atesorar, está convencido de que “será capaz” de llevarla a lo más alto.

  Craso error: el orgasmo de ella no es responsabilidad exclusiva de él, aunque lo suyo es esforzarse en ayudarla. (y viceversa).

  Pensar que un acto sexual consiste en un intercambio de orgasmos en el que incluso, puedan distinguirse fases de: “ahora vamos a por el tuyo y luego por el mío”, es ver el sexo de un modo bastante limitado, y más propio de una tarea laboral que de un disfrute sensual y amoroso.
 
Si no te corres conmigo, me muero de vergüenza
  Antes decíamos que para la mayoría de las mujeres el orgasmo es importante y muy grato, pero secundario frente al “abrazo” emocional que necesitan en la relación sexual.
  Para muchos hombres, más importante que llegar a su propio clímax puede ser el “conseguir que ella llegue”.

  Y es que a los hombres a menudo nos puede la vanidad (o la inseguridad), y necesitamos que ellas nos digan eso de: “¡qué bueno eres, Manolo!”. A todos nos gusta ser deseados y que nos alaben un trabajo bien hecho, pero en el caso del macho ibérico (y latino), lo contrario sería fruto de mofa, befa y escarnio públicos. Lengua fuera

  Las comparaciones son odiosas, salvo si nos colocan en el primer puesto de las hazañas sexuales. Mejor aún que la frase anterior, es la siguiente: “nadie me lo ha hecho como tú…”. Salvo que continúe con “…tan mal”.



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