El otro día, un lector del blog comentaba el problema que tiene con la pareja sobre su falta de deseo. Leyendo el libro de Raquel Traba y Beatriz Higón: Los placeres de Lola, he encontrado una parte interesante que puede ayudar, pero que requiere la colaboración de la persona protagonista de esa falta de deseo.
Alimentar la imaginación puede ayudar a tener una libido más activa. Lo cual no quiere decir que nos animen a vivir en una fantasía constante que nos distorsione la realidad. Pero si de niños éramos capaces de montarnos películas y después seguíamos haciendo nuestra vida normal: ¿por qué de mayores no?
Podemos creer en cosas que no vemos, como Dios. Nuestros pensamientos nos pueden alegrar la vida o amargárnosla, según nuestra predisposición hacia un lado u otro. Entonces ¿por qué no crear una historia que nos excite en nuestra imaginación y nos haga pasar un buen rato?
Si se aumenta la creación de fantasías sexuales durante el día, cuando llega la noche y te encuentras con tu pareja, será más fácil que sientas deseo de tener un encuentro con ella.
Naturalmente esto nos sirve a todos, no sólo se trata de una idea para una persona que tiene una falta de deseo. Puede ayudar a mejorar nuestra vida sexual.
¿Ideas? Deja volar la imaginación, dáte una ducha con calma y dáte crema sintiendo cada parte del cuerpo por donde vas pasando la mano.
Vístete de una forma sexy, que te haga sentir así. No tiene porque ser algo que vea el resto de la gente, puede ser un conjunto de ropa interior con encaje…
Imagina en la oficina cuando hagas algo de lo que haces habitualmente, como ir a buscar algo al archivo, como sería tener una cita clandestina allí dentro, qué sentirías si de repente te cogen desde atrás y te empiezan a acariciar.
Si se dedica algunos momentos a lo largo del día a tener este tipo de fantasías, es fácil que cuando te encuentres con tu pareja tengas ganas de comértelo.
Claro, inventarse todos los días cosas nuevas y excitantes para mantener el nivel de atención tan alto sería un trabajo ímprobo y acabaría matándote de estrés, pero añadir un poco de pimienta de vez en cuando puede ser un interesante punto medio.
Un amigo me dijo en cierta ocasión que él enviaba a su pareja varios mensajes cortos (SMS) durante el día para ir progresivamente calentando el ambiente. Cada mensaje era un poco más atrevido que el anterior, y el último antes de encontrarse era ya muy explícito.
De este modo, a ella la tenía excitada todo el día, y se mantenía pendiente de lo que iba a decirle en el próximo mensaje. De este modo, cuando finalmente se reunían, ambos tenían bastante carga sexual acumulada, a la que había que dar un oportuno tratamiento.
A veces puede bastar con un "te echo de menos" ("I just called to say I love you", que decía Stevie Wonder), unas flores o unas velas en la mesa donde ais a cenar.
Reservar "tiempo de calidad" para disfrutar a solas puede ser una manera de predisponer al otro, aunque a menudo, los efectos no se notan en el acto (valga la expresión), y hay que tener paciencia. Modificar la conducta es habitualmente, un proceso lento, que requiere calma y constancia.
Por mi parte, después de leer las sugerencias de Jane, estoy ansioso por encontrarme con ella... Guapa, ¿te apetece que te coja por detrás y comience a acariciarte?
(no es necesario registro).
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