Cuando una relación termina, empieza un calvario hasta que lo superas. En unos casos dura más, en otros menos, pero la época de duelo es casi inevitable cuando están por medio algo llamado sentimientos.
Se ha compartido un periodo de tiempo junto a otra persona, se han compartido espacios, aficiones, manías, costumbres, etc. Hasta el punto que hay cierto acoplamiento del uno con el otro. Es complicado después volver hacer las mismas cosas de antes sin que te venga el recuerdo de la otra persona.
¡me has roto el corazón...! |
Salir de fiesta por ahí no te ayudará gran cosa, porque irás a los sitios de siempre, por tanto te vendrá el recuerdo de momentos compartidos en ese lugar.
Hacer deporte tampoco te ayudará, porque si lo hacías antes, no notaras diferencia, ni bienestar alguno adicional. Y si no eres deportista, justo en momento de bajón, no harás nada porque malditas las ganas que tendrás de hacerlo.
Salir con los amigos tampoco es la solución, te harán preguntas, sacarán el tema de por qué no estáis juntos y así no hay quien supere nada.
A veces te aconsejan que recuerdes lo que no te gustaba de él/ella, pero esto no ayuda nada, si estabas con esa persona, es porque te gustaban sus virtudes y defectos, recordar sus defectos es tenerl@ presente y lo que queremos es olvidar y volver a vivir sin sentir dolor o angustia.
Recicla tu amor, la vida sigue. |
Analiza la causa o causas de la ruptura. Seguramente encontrarás que no fue una sola cosa la que llevó a ese final. No merece la pena estar con continuos reproches por lo que hiciste o dejaste de hacer, en su momento creíste que eso era lo correcto y lo hacías porque ambas a alguien. No te castigues por ello.
Llorarás un tiempo su ausencia, pero mira hacia delante. Si lograste una vez llegar amar a alguien, volverás a lograrlo en el futuro, y también lograrás olvidar y diluir ese dolor que sientes.
Procura relacionar tus recuerdos con cosas positivas, en aquello que compartiste junto a esa persona y disfrutaste, ser negativ@ no te lleva mas que alargar el dolor y estar amargad@. Se acabó aquello, céntrate en el futuro.
El tiempo que estás desperdiciando en pensar esa ruptura es tiempo perdido. Tiempo que no va a volver jamás, no lo vas a recuperar, ¿por qué no lo usas en algo más productivo y positivo?.
Otro día pondremos consejos para sobrellevar mejor una ruptura sentimental.
Las rupturas son difíciles. Lo son cuando tú las decides, pero son mucho más dolorosas cuando es el otro el que ha tomado la decisión.
Las rupturas en la adolescencia y juventud
Sin embargo, es verdaderamente raro que tu primer amor sea también el último.
Casi todos pasamos por diferentes relaciones, especialmente cuando somos más jóvenes y aún estamos definiendo nuestra personalidad y aprendiendo qué es lo que buscamos en nuestra media naranja.
Y precisamente en esa etapa es cuando somos más vulnerables. Aún no nos ha salido "el callo en el corazón" que en la madurez nos protegerá de los desencantos y las desilusiones.
También con el tiempo vamos aprendiendo a relativizar y suavizar los defectos del otro, a adaptarnos a diferentes estilos de vida, a ceder un poco y a pedir, con asertividad, que el otro también respete nuestras necesidades.
En definitiva, aprendemos a convivir, lo que permite evitar muchas rupturas.
El post-ruptura
Pero cuando llega la ruptura, tu mundo se rompe, los amigos comunes tienen que tomar partido y quedarse con uno u otro, o bien, intentar seguir siendo amigos de ambos, a veces haciendo difíciles equilibrios.
No te desesperes pensando en qué hiciste mal ni es por qué el otro no te valora lo suficiente como para seguir contigo. La ruptura puede deberse a muchas causas, entre las cuales puede estar la falta de madurez del otro.
No tengas prisa por encontrar otro amor, no tienes que demostrarte nada a tí mism@ ni al resto del mundo.
Dice el refrán que “un clavo se saca con otro clavo”, pero en una situación de inestabilidad emocional, meterte a ciegas en otra relación puede ser muy contraproducente; y puede confundir tu criterio.
Tampoco lo hagas por dar celos a tu ex, eso no es un síntoma de fortaleza, sino de debilidad, de tu amargura interior.
Hay vida después de una separación
El mal de amores crece con los amores no correspondidos, los celos, las discusiones, etc, pero con las rupturas puede llegar a extremos incompatibles con la estabilidad mental.
No te dejes llevar por la desesperanza. Mira hacia adelante, porque el futuro está abierto, y hay mucha gente entre la que encontrar otra media naranja, o media manzana (el fruto prohibido).
Eso sí, intenta evitar el medio limón, porque puede resultar demasiado ácido.
(no es necesario registro).
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