A los 3 meses, las pruebas indican que el feto no tiene cerebro; además, se le detecta a la madre un cáncer de cuelo de útero.
Sin embargo, en Chile está totalmente prohibido el aborto, incluso aunque sea preciso para salvar la vida de la madre. Así pues, lo médicos no pueden extraer el feto (que no tiene ninguna posibilidad de supervivencia), pero tampoco pueden tratar el cáncer de Claudia.
Leemos en cooperativa.cl que Chile posee la tasa de abortos más alta de Latinoamérica (50 por cada 1000 mujeres, hasta llegar oficialmente a 40.000 casos en 2004, aunque diversos expertos la cifran en 160.000), y multiplica por 5 la de países donde el aborto es legal, como Alemania, Bélgica y Holanda.
Resulta vergonzoso que en pleno siglo XXI se siga atentado contra la vida de las mujeres por razones religiosas absolutamente injustificables.
Los antiabortistas no pueden apelar al derecho a la vida en un caso como éste, en que el feto no tiene absolutamente ninguna posibilidad de supervivencia al crecer de cerebro.
Y sin embargo, los supuestos defensores de la vida no tienen ningún respeto por la vida de la madre, que ha de esperar hasta el parto (6 meses) antes de poder tratarse el cáncer, que sigue avanzando con el aplauso de los antiabortistas.
Cualquier persona mínimamente informada sabe que la detección precoz y el rápido tratamiento son claves para conseguir la supervivencia del enfermo de cáncer. Pero esto no les importa a los legisladores chilenos, ni a la Iglesia Católica, que sin duda fue el poder fáctico que presionó para aprobar y mantener semejante normativa.
Estoy convencido de que si los embarazos se produjeran p.ej. frotando los codos, la Iglesia no se opondría a los abortos. Pero cuando interviene el sexo, los fundamentalistas cristianos, con el Papa a su frente, no pueden superar sus terribles complejos... salvo para ocultar y proteger a los sacerdotes pederastas, claro.
Esperemos que el caso de Claudia sea el último en Chile y en los otros 4 países del mundo donde el aborto está prohibido en todos los supuestos: El Salvador, Nicaragua, Malta, y ¿lo adivinan?... sí, Ciudad del Vaticano.


Resulta difícil de entender en la época que vivimos que sucedan cosas así, pudiendo salvar a la madre y teniendo perdido al niño, que se la condene a una muerte segura o a una quimioterapia durisima, por que cuanto más avanzada la enfermedad, peor es el tratamiento.
ResponderEliminarLamentable pero cierto, somos uno de los pocos países en el mundo que prohíbe toda clase de aborto, lamentablemente una parte de la política chilena esta cooptada por por grupos de extrema derecha vinculados al opus dei y los legionarios de cristo que han hechos un lobby intenso para que estos temas valóricos ademas de otros no se discutan.
ResponderEliminarComo dato extra, el aborto terapéutico fue legal en Chile hasta 1989 año en que el dictador Pinochet lo derogo.
Siento Manuel que esteis yendo hacia atrás como los cangrejos, esperemos que en un futuro cercano este tipo de cosas no pasen y piensen en salvar a esa madre. En este caso espero que cuando traten a la madre, tenga todavía solución ese cáncer.
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