Según la ONU , “más de 41 millones de personas están afectadas por el VIH/SIDA”. Es una cantidad casi igual a la población total de España.
En los informativos de TV citaban que ya habían muerto 30 millones de personas, más que la población de Venezuela.
Parece que la enfermedad se ha “estancado”, lo que es como decir que no mejora; pero incluso empeora en el caso de los homosexuales, el primer colectivo afectado, pero que parece haber perdido las sanas costumbres de protección que frenaron los contagios.
En nuestro artículo sobre los católicos a favor del condón ya mostramos algunos datos estremecedores, que parecen confirmarse e incluso empeorar.
En los países más desarrollados, tener SIDA se ha convertido en una enfermedad crónica, que permite una vida cotidiana casi normal, siempre que se cumplan las recomendaciones de seguridad para evitar contagios.
Pero los países en vías de desarrollo no pueden permitirse los altos precios de las medicinas que mantienen en funcionamiento el sistema inmunológico, por lo que las consecuencias de la infección son muchísimo más graves.
Según datos de la ONU, el el mundo menos del 20% de las personas con riesgo de infección tiene acceso a los servicios de prevención contra el VIH, y sólo 24% de las que necesitan tratamiento pueden obtenerlo.
Ni la píldora, ni el anillo vaginal, ni el DIU, ni la esterilización (vasectomía o ligadura de trompas) protegen contra el VIH ni otras enfermedades; así que, en caso de relaciones con nuevas parejas, protégete usando preservativos.
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