Aquí os dejo algunas de sus perlas, contestaciones inoportunas y destempladas que te hacen sonreír mientras las lees.
Churchill, durante una celebración de un almuerzo en el que servían pollo frío, pidió educadamente que le sirvieran pechuga, a lo que fue respondido por la anfitriona estadounidense: “En este país pedimos carne blanca o carne oscura, señor”. Churchill se disculpó por la equivocación y a la mañana siguiente envió una orquídea a la señora con el siguiente mensaje: “Me sentiría honrado si se pusiese esta flor en su carne blanca”.
Winston era muy popular entre las mujeres, aunque no debía de ser por su elegante cortesía… Se cuenta que Nancy Astor le soltó un buen día: “Si usted fuera mi marido, endulzaría su café con unas gotas de veneno”. Él contestó: “Si fuera su marido me lo bebería”.
Y esto respondió a Eleanor Roosevelt, esposa del ex presidente estadounidense cuando esta le espetó: “Los indios han sufrido durante años la opresión británica”. Él dijo: “¿Se refiere usted a los indios de piel morena que viven en India y que se han desarrollado bajo el benevolente gobierno británico o a los indios de piel rojiza que viven en América y que, que yo sepa, están al borde de la extinción?”.
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