Todos sabemos la incapacidad de los hombres a la hora de percibir ciertas cosas, como los cambios de humor. Para ellos o es algo muy evidente, o no se enterarán.
Luego se quejan porque gritamos, lloramos o insultamos, pero realmente si no hiciéramos algo así, no se darían cuenta de que algo nos molestó o que estamos enfadadas.
Las mujeres han sido las cuidadoras del hogar durante muchos años, han estado al cuidado de la descendencia. Percibir esos pequeños cambios ha sido importancia para la supervivencia. De esta manera percibían si el niño estaba enfermo, le dolía algo, etc.
Los hombres en cambio, estaban más pendientes de cosas como la distancia al animal que tenían que cazar, para acertarle cuando le arrrojaran la lanza. De ver cómo se le podía perseguir para capturarlo.
Especialización evolutiva según géneros
Eso nos lleva a que en la época actual, tú sabes si tu pareja ha tenido un mal día sólo con verle esas pequeñas arrugas en la frente, que te indican cierta crispación o preocupación. Y a que él aparque el coche mucho mejor que nosotras. Dicha capacidad está en la parte delantera del hemisferio derecho del cerebro, que no está tan desarrollada en las mujeres.
Así que no es cuestión de machismo o feminismo, se trata que cada uno tiene unas habilidades más desarrolladas que otras. En lugar de hacer una guerra sobre quién esta más capacitado en esta época para vivir, la cuestión debería radicar en hacer equipo y combinar las habilidades de ambos para ser más felices y tener una vida mucho mas agradable. ¿No os parece?.
Dicho lo anterior, también podemos afirmar que hay muchas mujeres que aparcan a la primera con un buen control de las distancias y auténticos padrazos que no tiene nada que envidiar a una mujer en el cuidado de los bebés.
Sociobiología y Conductismo
Los lectores habituales ya sabéis lo que pienso yo de la sociobiología, esta corriente filosófica que desde Lorentz y otros viene defendiendo que la conducta humana está determinada por la biología.
Los sociobiólogos, últimamente muy activos, aseguran que la genética, la evolución humana y las necesidades de supervivencia de nuestra especie desde los tiempos de las cavernas son los que nos obligan a ser como somos y a actuar como lo hacemos.
Los conductistas, por su parte, defienden que el comportamiento humano se debe fundamentalmente al entorno en el cual habita. Según B.F. Skinner y otros, lo importante no serán los centenares de miles de años de evolución darwinista, sino el ambiente donde el ser humano debe actuar, y al que debe reaccionar para adaptarse y conseguir sus objetivos.
Los conductistas, por su parte, defienden que el comportamiento humano se debe fundamentalmente al entorno en el cual habita. Según B.F. Skinner y otros, lo importante no serán los centenares de miles de años de evolución darwinista, sino el ambiente donde el ser humano debe actuar, y al que debe reaccionar para adaptarse y conseguir sus objetivos.
Dicho lo cual, yo me defino más de parte de éstos últimos que de los anteriores. Creo que las diferencias entre culturas y entre individuos pueden ser más grandes que entre géneros, y a menudo lo son. Si a veces todos los hombres parecemos tener los mismos intereses, y sucede lo propio, por su parte, a las mujeres, probablemente se deba a que la civilización en la que estamos potencia esos factores.
Por ejemplo, la publicidad subliminal o explícita de coches deportivos (símbolos fálicos según Desmond Morris) solía incluir exhuberantes mujeres que caían rendidas a los pies del macho propietario del vehículo. Por otro lado, en los anuncios de Colón, Ariel, Vip Express y otros detergentes, eran siempre las mujeres (y sus madres) las que comentaban las excelencias del producto. Este tipo de presión cultural modela los comportamientos de varones y mujeres de forma que les incita a adotar el rol de género que requiere una sociedad machista.
Varias pruebas más o menos científicas parecen defender las teorías sobre una diferente capacitación de hombres y mujeres en diversas tareas, pero las explicaciones sociobiológicas sobre la causa de esas variaciones se me antoja demasiado simplista. ¿Es que los cambios sociales de los últimos 50 o más años no han influido en la conducta de ambos sexos? Antropólogos como Helen Fisher y divulgadores como Allan y Bárbara Pease lo reducen a términso numéricos: si el ser humano lleva 1 millón de años paseándose por el campo y las cuevas en taparrabos, la emancipación de las mujeres es pecatta minuta.
Yo conozco hombres (pocos) a los que no les gusta el fútbol y mujeres (pocas) que no se quedan mirando las tiendas de ropa, chicos (bastantes) cariñosos y pendientes de sus chicas, y chicas (bastantes) que conducen mejor que yo. Y creo que una diferente representación de los roles de género en los medios de comunicación podría modificar estas proporciones.
Sea como sea, por genética o cultura, me apunto a la propuesta de Jane: Si yo Tarzán soy más hábil cazando y ella haciendo la colada y cuidando a Boy, cambiar de roles puede ser contraproducente. ¿o no era eso lo que proponías, Jane? ;-) Me da la impresión de que me la estoy jugando...
(no es necesario registro).
Las tias aparcan de pena, jajaa
ResponderEliminarsera que no tienen suficiente cerebro XD
Macho man, no dudo que en tu entorno tengas mujeres torpes que aparcan de pena. En mi entorno, tanto mujeres como hombres aparcan bastante bien, supongo que soy afortunada y estoy rodeada de gente bastante hábil.
ResponderEliminartarzan, eso de que ella haga la colada no te ha costado pasar la noche solo en la selva? jajaja
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