¿Cómo comportarse ante una separación?
No siempre es fácil digerir una ruptura, especialmente si es el otro quien toma la iniciativa, mientras tú no estás convencid@.Para reducir los efectos indeseables, el psiquiatra Paulino Castells propone:
- evitar enfrentamientos hostiles delante de los hijos
- no monopolizarlos en contra de la pareja
- limitar la intervención de familiares y amigos a lo estrictamente necesario
- cubrir las necesidades básicas del hogar
- informar objetivamente a los niños de los motivos de la separación.
El rencor en una ruptura
La psicóloga Laura García Agustín nos previene contra los malos sentimientos que a menudo envuelven una separación:“Los seres humanos solemos tener el defecto de despreciar y tratar de destruir lo que no queremos o hemos dejado de querer. […] En el caso de una separación, el hecho de sentirse rechazado o sustituido hace que se arremeta contra la pareja de todas las maneras posibles.”Afirma que hay que tener aún más cuidado cuando hay hijos. Aunque estos sentimientos son comprensibles, resultan perjudiciales a nivel emocional, y la psicóloga los califica de patológicos y “erróneos y perniciosos para ambos”. Añade que ambos pierden cuando se intenta “Odiar al otro y procurar causarle mal a nivel económico, social, emocional, o, lo que es peor, a través de los hijos”.
Respetar al otro es la clave para superar una ruptura
Laura García considera que:“Hay que pensar que si el o la ex fue en el pasado alguien muy cercano y muy íntimo, no ha podido dejar de significar algo de la noche a la mañana para pasar a convertirse en un enemigo.”Que alguien nos rechace es causa de profundo dolor, y nuestra “respuesta inmediata suele ser la de un ataque irracional.” Pero esta actitud es un error. Ni el rechazo ni el duelo deben estar por encima del respeto al otro.

Es comprensible sentir rencor cuando nuestra pareja decide romper la relación, y a menudo uno se pregunta qué ha hecho mal, y puede sentir que ha fracasado en su papel. Sin embargo, muchas son las razones por las que alguien considera que su vida en común ha llegado a un punto de inflexión, y decide “coger el toro por los cuernos”. No debemos tomárnoslo como un fracaso, o que seamos incapaces de hacer feliz a otra persona. El problema es que no siempre los dos están de acuerdo en el diagnóstico y/o el tratamiento, por lo que uno se siente rechazado o culpable.
Pero en todo caso, conviene tratar la cuestión desde un punto de vista lo más objetivo posible y no dejarse llevar por los malos sentimientos. Por supuesto, eso es difícil, muy difícil de conseguir, y resulta complicado frenar al diablillo que nos hace enfurecer. En todo caso, sólo una actitud positiva, de respeto y comprensión puede mejorar las cosas. Si la relación ya no es recuperable, al menos debemos intentar que la separación sea amistosa y no suponga un trauma aún mayor.
Un tema complicado el de las rupturas. Sobre todo en un mundo donde el lema principal es “¡te voy a joder vivo/a por lo que me has hecho!”. Sólo una minoría responde de forma contraria, valorando los beneficios de llevarse bien y tener un trato razonable, educado y respetuoso con la pareja. Incluso a nivel anímico la persona se encuentra mejor. Pero la mayoría, por desgracia disfruta de hacer daño, consideran que lo que se siente después es algo positivo para ellos/as.
El problema mayor es cuando se tienen hijos, es una pena que los padres no piensen en el bienestar de sus hijos por encima de todo. Yo creo que ningún juez debería imponer un régimen de visitas, deberían ser los propios padres quienes se dieran cuenta que sus hijos necesitan tanto a su padre y su madre, y repartir de la forma mas equitativa el tiempo con ellos. Sin embargo, tiene que ser algo impuesto por la ley para que ésto se lleve a cabo.
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