Los olores y el subconsciente
Hoy comentaremos el capítulo que le dedica al papel del olfato en el deseo sexual. Andreade comienza explicando que fue el paso a homo erectus (y no va con segunda intención) el que nos hizo seres más visuales y menos olfativos.
A partir de entonces, nuestra cultura comenzó a relegar los olores corporales al subconsciente, aunque nos esforzamos por eliminar el olor natural y sustituirlo por aromas artificiales.
![]() |
¡edte odor ez hodible! |
Y son precisamente, esos elementos de naturaleza tan poco atrayente, los que “dan a los aromas su toque sensual, su atractivo sexual, su poder básico. Podemos oler la fruta, pero reaccionamos ante el animal”.
El Androsteno
El “etiólogo urbano” Karl Grammer realizó un interesante estudio en una famosa discoteca de Viena, que coincide con las conclusiones de Robin Baker, del que ya nos hemos ocupado en este blog por su polémico libro “Batallas en la cama” donde se hablaba de los espermatozoides asesinos.
Parece ser que, durante la ovulación las mujeres son más receptivas a determinados olores masculinos. Grammer pidió a 290 mujeres que olieran una almohadilla impregnada con androsteno, uno de los principales componentes del sudor masculino.
El androsteno resulta ser también fundamental en los perfumes basados en almizcle, así como en las trufas. En otros estudios, se descubrió que las sillas o cabinas impregnadas con androsteno eran ocupadas por las mujeres durante más tiempo, si bien otra investigación descubrió que los billetes con dicho olor circulaban más rápidamente.
En el estudio de Grammer, las mujeres consultadas asociaron el olor del androsteno a sudor, orina, pegamento, productos químicos y “hombres en celo”. Sin embargo, las mujeres que estaban ovulando lo percibían de forma neutra o más positiva.
Así pues, parece que la utilidad evolutiva de este compuesto reside en que hace más accesibles a las mujeres en el momento en que son más fértiles.
Las secreciones vaginales
Esta conclusión se refuerza con las investigaciones de Astrid Jütte, una estudiante de Karl Grammer que realizó un experimento en el que cambió los papeles: eran los hombres los que debían oler y calificar aromas femeninos.
Jütte sintetizó diversas sustancias químicas (copulinas) que imitaban el olor de las secreciones vaginales de mujeres en distinta fase del ciclo menstrual: una en la época del periodo, otra en ovulación, otra antes de la menstruación y una de simple agua para usar como contraste.
A la vez, les mostrarían fotografías de diferentes mujeres, cuyo atractivo debían valorar.
En general, los hombres encontraron desagradables los olores, excepto el del agua. Sin embargo, las copulinas aumentaban la puntuación asignada a las fotografías, especialmente las de las mujeres menos “visualmente impactantes”.
Es decir, una foto valorada como atractivo normal al oler el agua, subía a bastante o muy atractiva al inhalar las otras mezclas. La que mejor funcionaba era la que imitaba el olor de la fase de ovulación, que elevaba el nivel de testosterona en los hombres hasta un 150%.
(seguiremos hablando de la influencia de los olores en el deseo 2)
Vaya con el subconsciente, cómo nos manipula.
Curiosamente, las chicas que participaron en el estudio de Grammer detectaron algo que calificaron como de “hombres en celo”. Vaya, yo creía que no se notaba tanto, pero nos basta con sudar un poco para cantar a “salidorros”.
Según los estudios que comenta el libro “Anatomía del deseo” de Simon Andrade, parece ser que los humanos somos poco más que animales reaccionando instintivamente ante los estímulos, y con la parte del cerebro menos evolucionada.
Muchas mujeres ya intuían esto cuando nos decían: “sólo te importa el sexo”, o “siempre estás pensando en lo mismo”.
“¿Es que hay otra cosa?” pensábamos nosotros, sin atrevernos a decirlo bajo riesgo de quedarnos, otra vez, sin postre.
Pero resulta que también a ellas les pasa lo mismo, aunque son mucho mejores disimulando. Esta conclusión parece más propia de la revista Cosmopolitan que de un sesudo investigador, pero es lo que hay.
Así pues, lo que hacemos al ponernos tanto perfume no es disimular el olor a sudor, sino la información sobre la fase del ciclo menstrual que en ese momento atraviesa la mujer. ¡Ahí es nada!
Estos trabajos avalan una de las extravagancias del genial cantante Prince, que usaba un perfume basado en feromonas para atraer mejor a las hembras. Su extraordinario talento y su dinero no parecían bastarle; desde luego, no destaca por su belleza.
![]() |
¡cómo me pones, golosón! |
¿Será cierto que el amor es sólo química? Que el sexo sea instintivo y dirigido por nuestro cerebro reptiliano no parece tan malo; incluso tiene su morbo. Pero, al menos desde la época del Romanticismo, nos habíamos creído el cuento del príncipe y la princesa (lo del beso al sapo para convertirlo en príncipe ya era menos digerible).
Y ahora resulta que si la Cenicienta triunfó, no se debía a los zapatos mágicos sino a que ¡estaba ovulando!.
Lo del artista, anteriormente denominado Prince, tiene su lógica, no hay mas que ver la cara mono que tiene y lo escuchimizado que esta. De alguna manera tenia que engañar a las féminas para que se le acercaran, porque a simple vista da un poco de repelús el mozo.
Los olores son importantes, no por ello nos volvemos primitivos, los sentidos están para usarlos y el olfato es uno de ellos. Yo diría que después de la vista es lo que mas usamos. Si se te acerca alguien que no te huele bien, por muy atractiv@ que te parezca físicamente, estará provocando un rechazo con el mal olor. Aunque no necesariamente tiene que ser malo, simplemente que a nosotros no nos agrada.
Es tremendamente curioso que el ser humano sea capaz de percibir todavía los olores de la ovulación, ya que es un sentido que se nos ha atrofiado mucho, ya que apenas lo usamos.
A nosotras nos obsesiona un poco el olor que desprendemos. A lo largo del ciclo hay momentos en los cuales lo percibimos como fuerte y desagradable. Pero lo que nos parece desagradable a nosotras, a ellos les atrae. Curioso!
No es bueno obsesionarse con estas cosas, hay que ser limpio y después dejar que la naturaleza siga su curso. Si por el olor logramos conquistar a alguien, pues no deja de ser un recurso más para usarlo.
Los olores son importantes, no por ello nos volvemos primitivos, los sentidos están para usarlos y el olfato es uno de ellos. Yo diría que después de la vista es lo que mas usamos. Si se te acerca alguien que no te huele bien, por muy atractiv@ que te parezca físicamente, estará provocando un rechazo con el mal olor. Aunque no necesariamente tiene que ser malo, simplemente que a nosotros no nos agrada.
Es tremendamente curioso que el ser humano sea capaz de percibir todavía los olores de la ovulación, ya que es un sentido que se nos ha atrofiado mucho, ya que apenas lo usamos.
A nosotras nos obsesiona un poco el olor que desprendemos. A lo largo del ciclo hay momentos en los cuales lo percibimos como fuerte y desagradable. Pero lo que nos parece desagradable a nosotras, a ellos les atrae. Curioso!
No es bueno obsesionarse con estas cosas, hay que ser limpio y después dejar que la naturaleza siga su curso. Si por el olor logramos conquistar a alguien, pues no deja de ser un recurso más para usarlo.
continúa en: Los Olores y el Deseo sexual 2
(no es necesario registro).
Parece mentira que reaccionemos de un modo tan automático a los olores. ¿es que no nos influye la cultura? ¿somos rehenes de la química y la biología?
ResponderEliminarMe resito a creerlo.
es mehor dejarce guarro, jaja ligas mas
ResponderEliminarPedro: Yo también estoy de acuerdo en que la cultura, el entorno familiar y social y las peculiaridades de cada uno tienen que influir en la conducta humana. No puede ser sólo la genética.
ResponderEliminarChistoso: a pesar de la influencia ed las feromonas y el androsteno, yo diría que a las mujeres les gustan los hombres aseados ¿no?
Gracias a ambos por vuestros comentarios.