¿Los Cinco Mandamientos del Sexo?

tarzan-dice   Bajo ese pomposo nombre, obviamente equivocado ya desde su mismo concepto, un tal Harold Santacruz Moncayo ha elaborado la lista que aparece más abajo y que no puedo por menos que comentar.

  No menos pretencioso es el título del documento en el que aparecen dichos preceptos: “Mi Guía Sexual – El Perfecto Amante“ (Santiago de Cali 2010)
 
  Para darle relevancia a su trabajo, indica que:
“Este documento se elaboró bajo la revisión Médica y la asesoría de los doctores:
  • Carlos Andrés García González MD Ginecólogo Universidad del Valle
  • Doctor Alberto Parra MD Internista Universidad del Valle
  • Orientación de la Psicóloga Jenny Rodríguez Psicóloga Univ. Santiago de Cali“

  Desconozco si es cierto que dichos académicos han supervisado el texto del Sr. Santacruz, e incluso si existen realmente; en todo caso, estoy convencido de que ningún especialista le ha dedicado una lectura comprensiva, ya que los despropósitos se acumulan. Hoy hablaremos de uno, y dejaremos para otra ocasión seguir con el tema, porque incluso una pequeña dosis resulta excesiva.

Los Cinco Mandamientos del Sexo (según Harold)
  1. Tendrás orgasmos solamente en una relación amorosa con una mujer
  2. Jamás tendrás un orgasmo si no es a través de una relación sexual con una mujer
  3. Debes ser capaz de tener al menos un orgasmo de veinte segundos durante cada relación sexual.
  4. Complementarás a tu pareja, a través de un orgasmo que será siempre después del suyo.
  5. Sabrás demostrar a la mujer que es la flor más tierna de la creación y por lo tanto no la lastimarás en tu intimidad.

Analicémoslos en detalle uno por uno, no sin antes avisar que los mandamientos son para hombres. No sabemos si para el autor las mujeres no deben cumplir mandamiento alguno.

Tendrás orgasmos solamente en una relación amorosa con una mujer”:
Reduce el sexo a la heterosexualidad, y además, en el contexto amoroso. No tengo nada contra el amor, al contrario: estoy loquito por Jane desde hace muchos años, pero respeto a quien quiera disfrutar del sexo libremente con parejas ocasionales (siempre entre adultos, con consentimiento y que no haya engaños ni falsas promesas).

  Que yo elija una relación amorosa y/o sexual monógama es sólo asunto mío y de mi pareja. Nadie tiene que imponerme nada al respecto, igual que yo no le impongo a él que sea homosexual, bisexual, proabortista o del Barça.
  Y, por supuesto, me enamoraré o practicaré el sexo con hombres y/o mujeres, según sea mi agrado y según me apetezca en cada fase de mi vida o en cada ocasión puntual. Y ni el Sr. Santacruz ni los ínclitos doctores que “le avalan” tienen ningún derecho a ordenarme lo contrario. (recordemos que no dice los 5 consejos, sino los 5 mandamientos).

Jamás tendrás un orgasmo si no es a través de una relación sexual con una mujer
Entiendo que con esta frase está redundando en la heterosexualidad y, de paso, arremete contra la masturbación. Alabo su capacidad de síntesis y disimulo (supongo que le turba hasta escribir los términos adecuados, así que le voy a turbar más, que no masturbarle).

  Como dije antes, nadie tiene derecho a imponer a otro que debe hacer en el terreno sexual, con las salvedades mencionadas. Supongo que el ginecólogo que supuestamente le asesora, le habrá descrito los terribles efectos que la masturbación tiene en la salud física y psíquica de los trémulos jóvenes que la practican. Pues bien, amigo Harold: TE HA MENTIDO.

  Pero además, hay un detalle que probablemente no hayas notado: no prohíbes la masturbación ni la homosexualidad mientras no haya orgasmo. Así que permites que cualquiera se esté horas y horas “pelándosela”, sodomizando o siendo sodomizado, mientras tenga la decencia de parar antes de correrse. Dudo que ésa fuera tu intención, pero le añade morbo al asunto.

Debes ser capaz de tener al menos un orgasmo de veinte segundos durante cada relación sexual“
Y, por supuesto, deberás comprar un buen cronómetro y tenerlo siempre cerca de la cama, porque imagino que no entra en tu cabeza “echar un polvo” en el sofá o la bañera. Un orgasmo de 17.5 segundos es un absoluto fracaso y una prueba de que eres un incompetente en materia de sexo. Y no debe afectarte nunca tu situación laboral, enfermedades, que tu abuela se esté muriendo o que estén bombardeando el pueblo de al lado. Como buena máquina sexual que eres, tú a lo tuyo. Además del polvómetro, nos veremos obligados a diseñar un cronopolvo, para ir apuntando tus hazañas sexuales.

Complementarás a tu pareja, a través de un orgasmo que será siempre después del suyo.
  Éste es muy interesante porque creará montones de puestos de trabajo: los de agentes de tráfico que se han perdido por los semáforos y los ferroviarios encargados del cambio manual de vías. Ahora se encargarán, provistos de unos banderines rojos y verdes, de dar prioridad de paso al orgasmo de cada miembro de la pareja, por riguroso orden.
  Asimismo, dispondrán de tarjetas amarillas y rojas para sancionar los incumplimientos: al tercer error, perderás la pareja y tendrás que aplicar la masturbación sin orgasmo, permitida por el 2º mandamiento. Por un pequeño incremento de la tarifa, podría también encargarse de las labores de cronometraje, y quitarte puntos del carnet de conducir si no das la talla.

Sabrás demostrar a la mujer que es la flor más tierna de la creación y por lo tanto no la lastimarás en tu intimidad.
  Fiel a la tradición victoriana, la mujer debe ser colocada en el correspondiente pedestal, con miriñaque incluido, y, si el presupuesto lo permite, en una jaula de cristal para mayor protección, y provista de suficiente abono para evitar que se marchite. Sobre las horas de riego no haré ningún comentario, porque podría malinterpretarse.

  No estoy seguro si lo de “lastimar en su intimidad” se refiere a su intimidad emocional o física, es decir, a los genitales. Dado el concepto métrico de los otros mandamientos, me temo que lo que le preocupa es que enormes vergas indolentes provoquen terribles desgarros vaginales en la delicada flor de la tierna flor.

  Si en el 3er mandamiento se obliga a un tiempo mínimo de orgasmo, supongo que ha tenido el suficiente pudor como para no exigir un tamaño de miembro viril acorde con esos requerimientos, a pesar de que en su fuero interno lo considere imprescindible. De ahí la preocupación por la intimidad de ella. Seguramente el ginecólogo ha tenido un papel estelar en la redacción de este mandamiento, conocedor de numerosos casos de destrozos entre parejas interraciales con varón negro.

  En resumen, Harold, que se te ve el plumero: homófobo, monógamo, sobreprotector de delicadas féminas, azote de onanistas y metódico planificador de los encuentros sexuales. Sólo te ha faltado imponer la postura del misionero, y lo de no usar anticonceptivos.
  ¿Con qué corriente de pensamiento encajan todas estas actitudes? Si conoces la respuesta, dínoslo en un comentario o mediante nuestro formulario de contacto.


jane-dice

Me parecen de lo más absurdos los 5 mandamientos. Obviar la masturbación como medio de llegar al orgasmo, es querer ser ciego a una parte importante de todo ser humano. Y digo yo, ¿qué tendrá de malo tener un orgasmo en solitario?


Sobre ser homosexual o heterosexual, creo que el autor debió pensar "si no lo digo, no existe y así un problema menos".

Y me da la risa lo del tiempo que debe durar un orgasmo, me hace pensar que jamás ha tenido uno y por eso se dedica a poner normas curiosas para medir o sentir uno. Ya se sabe que "cuando el diablo no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas". Seguramente el libro lo escribió en uno de sus ratos aburridos y tiró de imaginación con "su mundo ideal", que no tiene mucho que ver con la realidad.

Me pregunto que si alguna vez se adelanta el hombre en el orgasmo, aparte de la tarjeta que comenta Tarzán, ¿qué harán? ¿aparecer de repente en la habitación y darle unos latigazos, por malo y no esperar????


Yo creo que Harold debería haber nacido en cualquier época antes del siglo XX, porque son ideas un tanto retrogradas y extrañas. Me sorprende que haya tres especialistas que hayan corroborado tales mandamientos, a no ser que hayan venido en la misma máquina del tiempo que el autor. O eso, o se los ha inventado para así reforzar esta teoría suya. Da la risa!



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