Hace unos días hablábamos de las posibles dificultades que podían atravesar algunas parejas en un año como éste: termina la liga y empieza la Eurocopa de Fútbol, termina la Eurocopa y empiezan los juegos olímpicos. Pensando en posibles rupturas de algunas parejas por pasar demasiado tiempo delante del televisor.
Justo lo contrario parece que pasa en la Villa Olímpica. No sé si se harán muchas parejas, aunque seguro que posibilidades hay de ello. Lo que sí abundar es mantener relaciones sexuales.
¿Cuántos preservativos se usan en las Olimpiadas?
En Pekin 2008 se repartieron 80.000 condones y en Sidney 2000 fueron 70.000. Parece que las cantidades se quedaron cortas y este año se han repartido 150.000 condones.
Así dicho, parece una barbaridad, pero si lo miramos individualmente, tocan a 15 por cabeza. Algo menos de uno al día… ahora parecen pocos, verdad?.
Así dicho, parece una barbaridad, pero si lo miramos individualmente, tocan a 15 por cabeza. Algo menos de uno al día… ahora parecen pocos, verdad?.
Y todavía parecen menos cuando se escucha que por la noche se llegan a oír parejas haciéndolo entre los matorrales. Cualquier sitio es bueno para desahogarse.
El estar lejos de los padres y los duros entrenamientos parece que causa que los deportistas no sólo quieran dar todo de sí mismos en la competición, sino también fuera de ella. Aprovechan los escasos ratos que tienen libres para divertirse, y lo hacen igual de veloces que en las pistas.
El más guapo de la piscina
Ryan Lochte este año ha llegado a los juegos olímpicos estando soltero y lo ha pregonando a los 4 vientos. Me hicieron especial gracia las declaraciones de su madre, que parece haberle echado un cable ejerciendo de relaciones publicas, recalcando que su hijo estaba interesado en las relaciones de una sola noche. Imagino que no habrán faltado candidatas, ya que el nadador era uno de los deportistas más atractivos de estos Juegos.
Así que parece que se folla mucho en las Olimpiadas que no vemos. Incluso se deben haber quedado escasos en la cantidad de condones que han repartido.
Tarzán siempre ha sido el mejor atleta de la historia, y seguro que Lochte, Phelps y compañía no se atreverían a meterse en un río plagado de cocodrilos, como suelo hacer yo.
Pero dejando a un lado ese tema, comprendo que al ver a un tipo atractivo y macizo como en nadador americano Ryan Lochte, muchas chicas sientan un irresistible interés por la natación masculina.
Hace días nos decía Jane cómo el deporte puede causar fricciones en las parejas. Sin ir más lejos, algunos comentarios un poco subidos de tono de ellas mientras admiran a los jugadores de waterpolo masculino, o de ellos sobre los contoneos de las esculturales chicas de voley playa, pueden resultar depreciativos respecto a los cuerpos de la mayoría de los mortales.
Si bien la belleza del rostro no tiene mucho que ver con la capacidad de clasificarse para unas olimpiadas, no cabe duda que las horas en el gimnasio sí que son imprescindibles para estar en la élite mundial. Y además, salvo raras excepciones, la juventud es otro rasgo característico de estas competiciones.
Juventud y cuerpazo: una combinación explosiva.
Desde luego, si el aspecto emocional de la competición juega su papel, estar bien follado/a puede contribuir al éxito. El sexo relaja tensiones, produce endorfinas y crea un estado de felicidad que puede ser beneficioso para reducir la ansiedad del deportista de élite, que lleva 4 años preparándose para intentar rendir al máximo el día crítico, justificando o arruinando toda una carrera.
Para los que han ganado su medalla, un kiki o un buen 69 son una buena recompensa, y un premio de consolación para el que ni siquiera consiguió un diploma olímpico.
En todo caso, una vez terminada con o sin éxito su participación en su competición, el deportista tiene tiempo libre para visitar museos, observar otros deportes, o practicar turismo sexual sin que le afecte a su rendimiento.
Esos cuerpazos tan trabajados...
Tarzán siempre ha sido el mejor atleta de la historia, y seguro que Lochte, Phelps y compañía no se atreverían a meterse en un río plagado de cocodrilos, como suelo hacer yo.Pero dejando a un lado ese tema, comprendo que al ver a un tipo atractivo y macizo como en nadador americano Ryan Lochte, muchas chicas sientan un irresistible interés por la natación masculina.
Hace días nos decía Jane cómo el deporte puede causar fricciones en las parejas. Sin ir más lejos, algunos comentarios un poco subidos de tono de ellas mientras admiran a los jugadores de waterpolo masculino, o de ellos sobre los contoneos de las esculturales chicas de voley playa, pueden resultar depreciativos respecto a los cuerpos de la mayoría de los mortales.
Si bien la belleza del rostro no tiene mucho que ver con la capacidad de clasificarse para unas olimpiadas, no cabe duda que las horas en el gimnasio sí que son imprescindibles para estar en la élite mundial. Y además, salvo raras excepciones, la juventud es otro rasgo característico de estas competiciones.
Juventud y cuerpazo: una combinación explosiva.
Sexo y Deporte: ¿combinan bien?
Los deportistas de élite deben cuidarse en alimentación y planificación de esfuerzos. Mi duda es si los movimientos propios del coito: adelante y atrás, arriba y abajo, dentro y fuera (esto parece Barrio Sésamo) pueden desgastar al atleta el día antes (o la mañana antes) de tener que competir por una medalla.
Vale que son muy jóvenes: la mayoría veinteañeros o incluso menores de edad, pero ¿el desgaste de calorías de echar un polvo (o varios) no les afecta?
Desde luego, si el aspecto emocional de la competición juega su papel, estar bien follado/a puede contribuir al éxito. El sexo relaja tensiones, produce endorfinas y crea un estado de felicidad que puede ser beneficioso para reducir la ansiedad del deportista de élite, que lleva 4 años preparándose para intentar rendir al máximo el día crítico, justificando o arruinando toda una carrera.
Para los que han ganado su medalla, un kiki o un buen 69 son una buena recompensa, y un premio de consolación para el que ni siquiera consiguió un diploma olímpico.
En todo caso, una vez terminada con o sin éxito su participación en su competición, el deportista tiene tiempo libre para visitar museos, observar otros deportes, o practicar turismo sexual sin que le afecte a su rendimiento.
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