El Efecto Coolidge: nos excitan más las nuevas parejas

hombre-mira-a-otra-mujer-celosfer-doktor-informa  En nuestro artículo sobre la influencia del deseo sexual inhibido en la infidelidad te contamos la famosa anécdota del presidente de los EEUU y su primera dama sobre que el deseo sexual es mayor con nuevas personas que con la pareja actual.
  Ese comportamiento recibe la denominación de Efecto Coolidge (ver más abajo) por el nombre del presidente americano citado (yo creía que era Roosevelt). Y está basado en datos científicos, que pasamos a explicarte:

¿Por qué deseamos más a otros que a nuestra pareja?

  Los experimentos científicos realizados sobre diferentes mamíferos y otras especies, han demostrado que generan más dopamina ante la presencia de parejas nuevas. Especialmente los machos muestran más excitación sexual ante la presencia de nuevas hembras, si bien ellas también presentan este comportamiento, aunque menos pronunciado.
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  En particular, en un experimento descrito por Frank A. Beach y L. Jordan, se situaba una rata macho junto a varias ratas hembras en celo. Se apareaban repetidas veces, hasta que el macho quedaba agotado y ya no podía responder a los intentos de las hembras de continuar los coitos.
  Lo llamativo es que, si se añadía una nueva hembra, el macho lograba sobreponerse a su cansancio y era capaz de copular con ella.

  Un experimento de Lester y Gorzalka sobre hámsteres corroboró estos resultados en las hembras, aunque a menor nivel.
  En el caso de moluscos hermafroditas, algunos ensayos dieron resultados positivos y otros negativos.

El efecto Coolidge en seres humanos

  Los hombres presentamos un periodo refractario tras la eyaculación durante el cual la erección no puede producirse, por lo que no podemos volver a practicar un coito hasta un tiempo después. La duración exacta depende de varios factores físicos (edad, estado físico, etc) y psicológicos.
  Precisamente, la aparición de una nueva compañera sexual reduce o elimina ese tiempo, como resultado del efecto Coolidge. Los biólogos evolutivos lo consideran responsable del comportamiento sexual típico del hombre, más promiscuo que el de la mujer.
 

La anécdota del presidente Coolidge, su primera dama y las gallinas

gallo  En 1955, el etólogo Frank A. Beach utilizó el término “Efecto Coolidge” para denominar la atracción que sentimos hacia otras personas diferentes a nuestra pareja, basándose en la historia de la primera dama estadounidense que, en la visita a una granja, al escuchar que los gallos se apareaban muchas veces diarias, pidió que se lo dijeran al presidente Coolidge.
Éste, por su parte, preguntó: ¿siempre lo hacen con la misma gallina?, a lo que respondieron que al contrario, siempre con gallinas diferentes.  El presidente pidió que se lo dijeran a su mujer.

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  Parece claro que nos gusta la novedad, descubrir lo desconocido, pastar en terrenos vírgenes y cazar nuevas presas, nuevos retos.
  A nadie le gusta comer lo mismo todos los días, ni ver siempre la misma película o leer el mismo libro, por mucho que te haya gustado.
  A tu pareja ya la tienes conquistada (o eso crees), pero una nueva persona representa un nuevo desafío, al menos si tienes mentalidad de cazador.

Genética e infidelidad

robin-baker-batallas-cama  Se supone que los hombres estamos programados genéticamente para ir esparciendo alegremente nuestro semen por el mayor número de vaginas posible. Hemos comentado algo de esto en nuestros artículos sobre el libro de Robin Baker “Batallas en la cama”, donde FerrDoktor nos contaba que la cantidad de espermatozoides de cada eyaculación dependía del tiempo transcurrido desde la última vez que habías practicado el coito con esa mujer en particular.

  Claro, los tiempos cambian, y usar la genética como excusa para la infidelidad ya no cuela. Además, como deja claro el libro de Baker, las mujeres también se comportan inconscientemente de acuerdo a sus necesidades evolutivas de dejar la mejor descendencia posible.

  Más fácil (o más difícil, según el caso) es innovar en la relación sexual de la pareja. En vez de practicar siempre el sexo del mismo modo, en el mismo lugar, horario, posturas, etc, podéis probar a variar las circunstancias, ayudaros de algún juguete sexual, etc.
  Un paso más allá, y dentro ya del efecto Coolidge sería atreveros a hacer un trío o incluso sexo en grupo. Prácticas como el swinging, gangbang, pueden ser altamente excitantes, si bien debéis estar muy seguros antes de animaros.

  Yo creo que desde que los métodos anticonceptivos se extendieron a todos, sin problemas para conseguirlos por precio o falta de disponibilidad, el tema de extender la semilla a cuantas más personas mejor, ha dejado de tener fundamento.

  Se practica el sexo por la satisfacción que nos da, no pensando en tener o dejar descendencia sobre la tierra. Dejar algo aquí nuestro. Casi seria mejor construir una catedral o hacer una calzada o un acueducto, mira los romanos cómo después de siglos, siguen estando presente en nuestras mentes. Si tuviéramos que hacernos un árbol genealógico, seguro que no llegaríamos dos siglos atrás. Así que pensar que tenemos relaciones sexuales por el mero hecho de perpetuarnos, no me parece una explicación hoy por hoy.

  Toda novedad es interesante y atrayente, en cualquier campo. ¿Por qué unas personas dan prioridad a esa novedad y otras a mantener la pareja de siempre?. Ahí hay un campo abonado para la investigación. ¿Por qué unos corren riesgos y otros no? ¿qué se cuece en las cabezas de algunas personas para que den ese paso y otros no?


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