El reverendo Benedict Groeschel, director de la Oficina de Desarrollo Espiritual de la Arquidiócesis de Nueva York, ha expresado estos días su opinión al respecto, comentando que “los jóvenes son los seductores”.
Me sorprende mucho que algo como el abuso de menores no dé lugar a un cambio dentro de la Iglesia, no sólo para pararlo y que se deje de producir, también en sus declaraciones tan desafortunadas.
Yo esperaría que entregaran a los culpables a la justicia, en vez de justificarlos, taparlos y protegerlos. Pero parece que la Iglesia no quiere soluciones, sino parches para ocultarlo. Lo que me lleva a pensar que se produce mucho más a menudo de lo que se llega a saber. Cuando algo se tapa, es como dar permiso para que el resto lo siga haciendo o lo empiece hacer.
Después ha pedido disculpas, diciendo que no intentaba culpabilizar a la victima. Me lleva a preguntarme ¿qué es eso sino?. Si lo dijo así, es porque lo piensa, seguramente una gran mayoría dentro de la Iglesia es de su misma opinión.
Mientras en la sociedad, a la hora de educar a los jóvenes, se los considera inmaduros hasta los 18 años, a los que hay que educar y llevar por el camino correcto, parece que para la Iglesia dichos jóvenes llevan la batuta y saben lo que hacen y ellos (la iglesia) son pobres víctimas de dichos adolescentes, no pueden resistir la tentación de caer en sus brazos seductores.
Supongo que habrá adolescentes que sepan más que los ratones colorados, pero aún sabiendo mucho, aún buscando rollito (cosa que no creo que hagan), ellos (los curas) son los adultos y se les supone responsables de los adolescentes cuando están con ellos. ¿Qué clase de profesionales tiene la Iglesia? Ya no sólo hablo de su política de ocultamiento y de disculpar a esta gentuza con lo que hace, ahora me refiero a los abusadores que se justifican echando la culpa a los adolescentes. Qué clase de personas son aquellos adultos que justifican los actos con un “yo no quería, pero él/ella me obligo”
Con disculparse lo tienen todo solucionado. Pues no, no se puede tirar la piedra y esconder la mano. Tendrá que apechugar con la animalada que ha soltado. Una persona que cree que la culpa es de los adolescentes seductores, es una persona enferma y debería tener tratamiento psiquiátrico.
El Vaticano sigue siendo cómplice de los abusos sexuales de los sacerdotes. Sigue disculpando burradas como las que dice este fraile, que no es precisamente un don nadie, sino uno de los intelectuales más respetados dentro de la Iglesia Católica.
Claro que los "intelectuales" católicos quemaban herejes, prohibían los libros que aseguraban que la Tierra era redonda y rotaba alrededor del Sol, han justificado guerras y han mirado hacia otro lado durante el Holocausto.
El que intenta disculpar y ocultar crímenes es un cómplice. Y los cómplicen deben ir a la prisión, al menos eso dice la ley. Pero, amigo Sancho, con la Iglesia hemos topado, y ya sabemos que ellos están por encima del bien y del mal. Nunca les ha gustado lo de predicar con el ejemplo.
No confiaba en que la jerarquía católica fuera capaz de ofrecer ninguna esperanza en tiempos de crisis, pero defender a los violadores culpabilizando a las víctimas es algo sólo al alcance de las peores dictaduras de la historia. Por el bien de la juventud y de la moral, disolved esa organización criminal que es la Iglesia Católica.
El Vaticano sigue siendo cómplice de los abusos sexuales de los sacerdotes. Sigue disculpando burradas como las que dice este fraile, que no es precisamente un don nadie, sino uno de los intelectuales más respetados dentro de la Iglesia Católica.
Claro que los "intelectuales" católicos quemaban herejes, prohibían los libros que aseguraban que la Tierra era redonda y rotaba alrededor del Sol, han justificado guerras y han mirado hacia otro lado durante el Holocausto.
Culpables y cómplices
Aún estoy esperando que alguno de los sacerdotes pederastas vaya a la cárcel. No me vale con que les cambien de diócesis, ni que les echen una reprimenda. Tampoco que vayan al infierno (en el que no creo, y sobre cuya existencia los Papas han ido cambiando de opinión).El que intenta disculpar y ocultar crímenes es un cómplice. Y los cómplicen deben ir a la prisión, al menos eso dice la ley. Pero, amigo Sancho, con la Iglesia hemos topado, y ya sabemos que ellos están por encima del bien y del mal. Nunca les ha gustado lo de predicar con el ejemplo.
No confiaba en que la jerarquía católica fuera capaz de ofrecer ninguna esperanza en tiempos de crisis, pero defender a los violadores culpabilizando a las víctimas es algo sólo al alcance de las peores dictaduras de la historia. Por el bien de la juventud y de la moral, disolved esa organización criminal que es la Iglesia Católica.
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